Los mosquitos y el efecto de los repelentes

Los mosquitos y el efecto de los repelentes

Los mosquitos y el efecto de los repelentes

Los cuerpos humanos emiten señales atractivas que orientan a los mosquitos hacia la fuente de sangre necesaria para la producción de huevos.  En otras palabras, el calor corporal, el dióxido de carbono que exhalamos y el acido láctico de la transpiración, constituyen los principales atrayentes de estos insectos hacia nosotros.

Un buen repelente tópico para mosquitos tiene ingredientes activos que hacen que el insecto se desoriente o inhiba su ingesta sanguínea. La eficacia del repelente dependerá de la especia de mosquito, de la fisiología particular del ser humano, y de la aplicación adecuada del producto en el lugar y momento adecuado,.

Si logramos que no nos piquen, entonces las hembras buscaran otra fuente de sangre cercana, porque de todas maneras necesitan de sangre para la reproducción de sus huevos. Como los repelentes no bloquean el ciclo de ovulación, las hembras buscaran otra presa que no posea repelente.

Si nos encontramos en un ambiente silvestre, el repelente podrá ser eficaz yq que las hembras desviaran su atención hacia otros animales o personas desprotegidas.  En este caso, nuestra presencia es temporal, y por lo tanto el repelente puede ser un método eficaz para protegernos.

La paradoja se produce cuando todos los habitantes de un espacio determinado, en donde hay presencia de hembras, se aplicaran repelentes, en este caso las hembras picaran de todas maneras.

En estudios realizados, se demuestra que el principio activo de los repelentes (DEET) es altamente protector cuando las hembras son expuestas en primera instancia, pero no así a una segunda exposición, ya que éstas suelen acostumbrarse y en tal caso el repelente deja de brindar la protección buscada. 

Este estudio nos muestra que no debemos utilizar el repelente de manera selectiva, no aplicándonos en caso de nos ser necesarios, para minimizar la posibilidad de acostumbramiento de los mosquitos

 

 

Medidas preventivas:

  • Eliminar recipientes en desuso que puedan acumular agua (latas, botellas, neumáticos).
  • Dar vuelta objetos que se encuentran en el exterior y pueden acumular agua cuando llueve (baldes, palanganas, tambores).
  • Cambiar diariamente el agua de bebederos de animales, colectores de desagües de aire acondicionado o lluvia, dentro y fuera de la casa, cada tres días.
  • Usar en los floreros productos alternativos (geles o arena húmeda) en lugar de agua.
  • Mantener los patios y jardines desmalezados y destapar los desagües de lluvia de los techos.
  • Tapar los tanques y recipientes que se usan para recolectar agua.
  • Evitar acumular basura, tirarla en bolsas plásticas cerradas y mantener en contenedores cerrados.

 

Tratamientos para el control de mosquitos:

Para un control efectivo de la plaga se deben implementar junto con las medidas de prevención arriba mencionadas, tratamientos de Fumigación aero-espaciales con insecticidas que actúen sobre la reproducción de las larvas (larvicidas) y sobre los mosquitos adultos en vuelo (Volteo).  Estas aplicaciones se deberán efectuar sobre las áreas verdes circundantes y al interior de los establecimientos (oficinas, fabricas, comercios, institutos educativos, viviendas, entre otros), con una frecuencia semanal a lo largo de las épocas de brote de la enfermedad (Primavera-verano y especialmente a principios del Otoño por producirse temperaturas medias que favorecen el desarrollo de los mosquitos). 


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